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Música cofrade

Muy celebrada ha sido siempre en Espejo la presencia de la música en los actos litúrgicos cuaresmales y en los desfiles procesionales de la Semana Santa. Destacó siempre, en este sentido, la primitiva y añorada Capilla de Jesús integrada por voces e instrumentos cuyas intervenciones eran recibidas con expectación e interés. Hundía sus raíces esta capilla musical en los años cuarenta, y sus orígenes radicaron en la conocida entonces por «la familia del Músico»: Concepción, Valle y Aurora Pineda, cuyo padre dio al pentagrama bellísimas composiciones sacras propias de Semana Santa. A este grupo inicial se unieron la hermosa voz de María Sánchez Casado y otras voces también femeninas que lo hacían de manera esporádica.

Muy pronto, el grupo musical fue notablemente enriquecido con las voces de Antonio Reyes Córdoba, Manuel Córdoba Lucena y la de Pepe Ramírez Pineda, así como las de Concha y Maruja Córdoba, mientras María Gracia Palacios arrancaba bellas notas al armonio parroquial.

Por esa época la dirección corría a cargo del maestro Rafael Arroyo López «Victorino», bajo cuya batuta inicia el coro una fase nueva plena de esplendor y vitalidad. Un plantel de músicos espejeños colabora con la capilla y confiere a sus actuaciones un realce especial. Por otra parte, el maestro Arroyo no cesa de incorporar nuevos elementos al grupo músico-vocal, como las voces de Francisco Romero López «Paquito Romero», Rafael López López «Rafalito López», Francisco Jurado Reyes, Juan José Lorenzo «el Sabio»y la del joven Antonio Gracia Bello. Se trataba de un plantel extraordinario de tenores, barítonos, bajos, soprano y mezzo-sopranos capaz de entonar el famoso Miserere que el maestro Luis R. de Arteaga compusiera en 1912 para la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, y cuya difícil ejecución hizo que sus partituras durmieran durante tres largos lustros entre los papeles de la cofradía. Esta espléndida pieza, clave en el sentir semanasantero espejeño, es interpretada por primera vez en 1929 con la concurrencia de los tenores César Antonio y Diego Navajas y con la voz portentosa de José M.ª Aguilar, el célebre barítono espejeño de «la Voz de Oro».

Algunos de sus antiguos integrantes -muchos, desgraciadamente ya desaparecidos- y otros recientemente incorporados constituyen hoy el Grupo de Músicos y Cantores de Semana Santa, cuyas actuaciones bajo la dirección de Juan Antonio Jurado Reyes esplenden en los actos solemnes que celebran las cofradías, así como en el Pregón de Semana Santa que cada noche del Viernes de Dolores tiene lugar en la parroquial de San Bartolomé. Y, sobre todo, cuando airean sus sones en la mañana del Viernes Santo al besar los primeros rayos de sol las plateadas potencias del Nazareno. O cuando en la profundidad inmensa de la noche camina Nuestra Señora de la Soledad por las serpenteantes calles de este pueblo en pos de su Hijo, muerto… Esos sones, los del Miserere y Stabat Mater, solemnes y sobrecogedores, forman ya parte inalienable del acervo de la Semana Santa espejeña.

Como también se integran en el alma popular espejeña las composiciones que en honor del Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora de la Amargura estrenara Juan José Lorenzo en los años 1984 y 1985, y que son interpretadas ante las imágenes titulares de esta cofradía en la noche del Jueves Santo.

Por otra parte, las actuaciones del Coro «José Mª Aguilar» y los conciertos de marchas procesionales en la iglesia parroquial a cargo de la Banda de la Agrupación Musical «Maestros Jurado y Carretero» completan el panorama musical en la cuaresma y Semana de Pasión espejeñas. Al director de esta agrupación musical, Antonio Carpio Damas, debemos la marcha procesional que lleva por título «Cristo del Amor» (1999).

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