Razones precisas justifican el espacio concedido por Vitruvio a la búsqueda de las aguas subterráneas.
“El agua es imprescindible para la vida, para satisfacer necesidades placenteras y para el uso de cada día. Si hay manantiales que hacen fluir el agua al descubierto, será muy sencillo disponer de ella; pero si no aflora al exterior, deben buscarse y deben captarse bajo tierra sus manantiales”
(Vitruvio. Los diez Libros de Arquitectura, Libro Octavo)
Cual fuente natural que brota de la tierra, con cuyo sonido embriagador nos deleita, el agua que mana del Cerro de la Añora se acerca serpenteante a la Fuente Nueva no sin antes hacer escala a las puertas del Antiguo Matadero Municipal.
Junto a la puerta de acceso al matadero, hoy sede de la Peña Flamenca Albuhera, se aloja una discreta fuente erigida en 2016 de cuyo caño brotan las aguas que manan del inagotable manantial del Cerro de la Añora.
