Erigida en el extremo noroeste del Paseo de las Calleras, cabe a la calle Carrera. Su sobria fachada blanquísima de cal, tocada de una leve y ennegrecida cruz de hierro, forma parte indisoluble de ese hermoso y remansado paisaje urbano local.
El edificio actual es el peldaño último de una serie de reedificaciones sucesivas que la ermita primitiva sufre a lo largo de los siglos. Levantada para venerar en ella a Nuestra Señora de la Cabeza, fue en 1612 cuando a instancia de la hermandad del mismo nombre se inician las obras para su erección.
Dos siglos de existencia tuvo esta primera construcción que en el siglo XVIII se hallaba en estado tan ruinoso que el mayordomo de la cofradía de Santo Rosario y su capellán acuerdan levantar una nueva fábrica.
El 30 de agosto de 1810 es bendecida la nueva iglesia y designada iglesia auxiliar de la Parroquia de San Bartolomé destinándose al culto con regulares.
A finales del siglo XIX volvemos a encontrarla en no muy buen estado de conservación hasta que en 1894 se le concede al presbítero espejeño don Trinidad Comas potestad para reedificarla con el fin de dedicarla a perpetuidad para local de una Escuela Católica y así funcionó hasta la guerra civil, tras lo cual se transforma en Escuela Nacional de Párvulos a cargo del Ministerio de Educación. A finales de los 60 se abandona su uso escolar cuando la construcción de otros edificios escolares hizo innecesaria su utilización.