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Casa de la Cadena

En la misma Plaza de la Constitución nos encontramos con un excelente ejemplo de la arquitectura barroca del siglo XVIII. Fue construida por la familia de los Tafur y Leiva. En el catastro del Marqués de la Ensenada aparecen las posesiones territoriales de D. Luis Tafur de Leiva, que no son de una gran cuantía, (unas 17 fanegas de tierra), sin embargo, es propietario de una importante cabaña ganadera (ganado de labor fundamentalmente). Por otra parte, sabemos que es Caballero de la Orden de Santiago, lo cual nos induce a pensar que D. Luis Tafur y Leiva tendría un cargo en la administración de la casa ducal e incluso podría ser arrendatario de algunas de sus numerosas propiedades.

La casa es del más puro estilo barroco con un par de columnas, con acanaladuras, exentas y adelantadas, sobre pedestales lisos que flanquean la puerta de ingreso, y otro par de estípites adosados que decoran el cuerpo superior. En el dintel del cuerpo superior se coloca el escudo nobiliario, rematando con elementos decorativos. En ella llama la atención la existencia de una cadena vertical que pende del balcón. La cadena simboliza el denominado “privilegio de cadenas”, que se concedía a quienes habían albergado a los reyes en su mansión. Tal suceso ocurrió en el caso de D. Luis de Tafur y Leiva, al haber proporcionado hospedaje en esta casa de su propiedad al Infante D. Carlos de Borbón, el futuro Carlos III. Tal hecho tuvo lugar el 24 de octubre de 1731 cuando el infante procedente de Sevilla y dirigiéndose a Madrid, se vio obligado a hospedarse en dicha casa ante la epidemia de viruela que se había desencadenado en la ciudad de Córdoba, consecuencia de lo cual se desvía la comitiva real hasta la Rambla y Espejo.

El “privilegio de cadenas” consiste en que el propietario de esas casas disfrutaba del derecho de asilo a los perseguidos por la justicia, lo que les permitía acoger bajo su potestad a cualquier prófugo de la ley, ponerlos a resguardo de la justicia ordinaria y por tanto ponerlo a salvo provisionalmente.

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